Es probable que se hayan topado, ya sea en alguna forma de publicidad, tienda o revista, con la mención de que determinado vino "tiene 90 (o X) puntos". El hecho de asignar números como un intento de medir la calidad de algo que se experimenta de forma subjetiva, es el primer cuestionamiento importante que enfrentan los diversos sistemas de valoración.
El crítico de vino con más influencia a nivel mundial es, sin duda, el norteamericano Robert Parker. Tal influencia llega a tal grado que se ha acuñado la expresión "vinos parkerizados" para referirse a una forma de manufactura diseñada expresamente con la intención de que él los evalúe favorablemente. Su sistema va de 50 a 100 puntos, divididos en esta forma:
- Todos los vinos tienen una base de 50 puntos.
- El aspecto visual vale hasta 5 puntos. Puesto que la mayoría de los vinos actuales están bien hechos, reciben al menos 4, con frecuencia 5.
- Los aromas cuentan hasta por 15 puntos, dependiendo de la intensidad y dimensión de los olores y bouquet, así como la ausencia de defectos en el vino.
- El sabor y posgusto valen hasta 20 unidades. La intensidad del sabor, equilibrio, limpieza, profundidad y resabio en el paladar son consideraciones importantes.
- La calidad general, junto con el potencial evolutivo o de guarda cuenta hasta por 10 puntos.
Adicionalmente, Parker sigue una metodología para tratar de dar imparcialidad a sus calificaciones, la cual incluye, entre otros, el hecho de que todos los vinos se catan a ciegas (es decir, sin saber la marca); se prueban en condiciones adecuadas de horario, temperatura y luz, y se incluyen otros vinos, previamente puntuados, dentro de los que se degustan a ciegas, para asegurar la consistencia. Asimismo, todos los vinos con defectos mayores o que califiquen debajo de 70, se catan de nuevo, al igual que aquellos por arriba de 89, a fin de confirmar las impresiones.
La escala de puntuación es la siguiente:
- 90-100: Los vinos de esta categoría son los mejores en su tipo: extraordinarios, de carácter muy complejo y profundo. Merecen un esfuerzo especial para comprarlos y beberlos. Hay mucha diferencia entre 90 y 99, pero ambas son máximas puntuaciones. Hay muy pocos vinos que las logran.
- 80-89: Un vino en el rango de 85 a 89 es muy, muy bueno, con diversos grados de finura, sabor y carácter, sin fallas notorias. Muchos de los que están en este rango son de alta relación calidad-precio.
- 70-79 es una calificación promedio; 79, desde luego, es mucho más deseable que 70. Los vinos entre 75 y 79 son placenteros, les falta carácter, complejidad o profundidad; se trata de vinos promedio con poca distinción, pero elaborados honestamente. En resumen, francos e inocuos. Aptos para situaciones muy informales o para eventos de consumo masivo.
Menos de 70 puntos indican un vino desequilibrado, defectuoso, o terriblemente plano o diluido:
- Entre 60 y 69, contiene deficiencias notorias, como acidez y/o tanicidad excesivas, ausencia de sabor, o defectos notorios en aromas o sabores.
- De 50 a 59, vinos inaceptables.
Parker insiste en que es vital considerar la descripción del estilo, personalidad y potencial de cada vino, sin atribuir al puntaje un peso rotundo. La calificación es importante para que el entusiasta mida el posicionamiento de un vino en relación a vinos equiparables. Empero, en palabras del mismo Robert, "nunca habrá un sustituto para tu propio paladar, ni mejor instrucción que tu propia cata".
Fuente: El Economísta
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