Los envasados de origen los prefiero en realidad,pero aclarando la verdad a ninguno lo desprecio.Por el barril tengo aprecio,la botella me engalana,tal vez porque son damas quiera más la damajuana.
(Fragmento del poema “A LOS CURDAS” de Julio Ravazzano Sanmartino)
La “damajuana” (*) es un recipiente para guardar y transportar líquidos. Una garrafa, como la llaman en España, que suele ser de vidrio o loza, de forma esférica, con base ancha, revestida de mimbre (más artesanal) o de plástico duro con un asa, como se usa actualmente.
Su nombre viene de la traducción en francés dame-jeanne en el s. XIV. Se cree que fue una Reina de nombre Juana expulsada de su reino, que llego a La Provence para refugiarse en su condado…
Su principal función es la de proteger su contenido. Su capacidad que puede variar de 3 a 50 litros, es mejor conservante que los envases mas chicos, pues el oxigeno que puede entrar a través del corcho, tiene que distribuirse en un envase mayor, por lo que la oxidación en el vino, será mas lenta. Comercialmente en la Argentina se vende en un formato interesante de casi 5 litros, mas precisamente 4750 ml. (6 botellas y chirolas)
Un dato que no es menor, es que la damajuana es un envase “retornable”, con lo cual uno debe ir con ella, en colectivo, en tren, en auto, en ómnibus o avión, si es necesario, a cambiarla por otra.
Es un producto de mercado interno únicamente. La damajuana no suele cruzar las fronteras. Se toma en casa, se sirve directamente o se pasa a un decantador o pingüino y generalmente se consume dentro de la semana en la que fue comprada. No conoce la guarda.
Su formato no deja de ganar terreno, ni en consumo, ni en ventas y se suele codear muy equilibradamente con nuestros asados. Adjetivos como rendidor, clásico, familiar y amigable se destacan en ella.
La década de los 70', fue la época de auge para el vino envasado en damajuana y para el consumo de vino interno en nuestro país, pero los vinos que se realizaban eran de menor calidad y no se diferenciaban sus cepajes.
Las cepas que mas aparecen generalmente en las etiquetas son: en tintas, Cabernet y Malbec, y en blancas con Torrontés, También se suelen poner vinos pateros, mistelas y moscatos.
Hoy, Argentina es un productor vitivinícola, que cuida rigurosamente de sus plantas, de la conducción y de la forma de vinificar; que los piensa e imagina antes de que lleguen al consumidor y que ha sabido lograr una calidad excelente en sus vinos de mesa.
Es por ello, y por nuestros diferentes climas y terruños que el vino de damajuana, tampoco se queda afuera.
Vuelve la “damajuana” y le doy la bienvenida para catarla.
(Fragmento del poema “A LOS CURDAS” de Julio Ravazzano Sanmartino)
La “damajuana” (*) es un recipiente para guardar y transportar líquidos. Una garrafa, como la llaman en España, que suele ser de vidrio o loza, de forma esférica, con base ancha, revestida de mimbre (más artesanal) o de plástico duro con un asa, como se usa actualmente.
Su nombre viene de la traducción en francés dame-jeanne en el s. XIV. Se cree que fue una Reina de nombre Juana expulsada de su reino, que llego a La Provence para refugiarse en su condado…
Su principal función es la de proteger su contenido. Su capacidad que puede variar de 3 a 50 litros, es mejor conservante que los envases mas chicos, pues el oxigeno que puede entrar a través del corcho, tiene que distribuirse en un envase mayor, por lo que la oxidación en el vino, será mas lenta. Comercialmente en la Argentina se vende en un formato interesante de casi 5 litros, mas precisamente 4750 ml. (6 botellas y chirolas)
Un dato que no es menor, es que la damajuana es un envase “retornable”, con lo cual uno debe ir con ella, en colectivo, en tren, en auto, en ómnibus o avión, si es necesario, a cambiarla por otra.
Es un producto de mercado interno únicamente. La damajuana no suele cruzar las fronteras. Se toma en casa, se sirve directamente o se pasa a un decantador o pingüino y generalmente se consume dentro de la semana en la que fue comprada. No conoce la guarda.
Su formato no deja de ganar terreno, ni en consumo, ni en ventas y se suele codear muy equilibradamente con nuestros asados. Adjetivos como rendidor, clásico, familiar y amigable se destacan en ella.
La década de los 70', fue la época de auge para el vino envasado en damajuana y para el consumo de vino interno en nuestro país, pero los vinos que se realizaban eran de menor calidad y no se diferenciaban sus cepajes.
Las cepas que mas aparecen generalmente en las etiquetas son: en tintas, Cabernet y Malbec, y en blancas con Torrontés, También se suelen poner vinos pateros, mistelas y moscatos.
Hoy, Argentina es un productor vitivinícola, que cuida rigurosamente de sus plantas, de la conducción y de la forma de vinificar; que los piensa e imagina antes de que lleguen al consumidor y que ha sabido lograr una calidad excelente en sus vinos de mesa.
Es por ello, y por nuestros diferentes climas y terruños que el vino de damajuana, tampoco se queda afuera.
Vuelve la “damajuana” y le doy la bienvenida para catarla.
Por nuestra corresponsal: Sole Gonzalez Odriozola
(*) La palabra “damajuana”, ha sido aprobada por la Real Academia Española.
Gracias Gaby y Hernán por la confianza. Beso grande!
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